Entradas

Mostrando entradas de 2018
Reflexión del día: Nadie tiene la vida comprada. Un día estás aquí y al siguiente, desapareciste. Te vas, dejas atrás tus deseos, miedos y debilidades. No existes. Tu familia y amigos lloran por ti, se despiden ante una caja rogando que alcances esa paz que tanto buscabas en vida. Pero todo es inútil, no despertarás jamás.

Miedos

Hace mucho tiempo que no escribo. Ahora, y con una canción de Elvis Presley de fondo, quiero reivindicarme. Muchas veces tenemos miedo. Miedo de objetos, animales e incluso números. Sin embargo, el miedo más díficil de quitar, es el miedo a fallar. Ya sea contigo o con los demás. Hace poco hablábamos en clase sobre las creencias irracionales. Esas que no te permiten avanzar, que te hacen sentir tan poca cosa que quieres desaparecer por un ratito, que te atormentan día y noche, que te comen los pensamientos a tal punto de desesperarte. Y ahora, es momento de exponerme un poco y confesar que, tengo miedo. Miedo de no ser buena en todo lo que hago, que los demás me vean débil y no me respeten (o me teman), miedo de que se alejen sin avisar, miedo en confiar (y amar) tanto en alguien que dé todo por esa persona y me traicione. Y es por eso que, nadie conoce mi verdadero yo. Me oculto detrás de una máscara de indiferencia y frialdad, si le preguntas a alguien como soy, te dirán que soy ...

Un extraño entre nosotros

Muchas veces mi madre me dijo que yo era único y especial, que no debía relacionarme con los demás niños del barrio. Esto, al principio, me causaba mucho enojo, deseaba pertenecer desesperadamente a un grupo, pero me reprimían. Me volví introvertido, no salía, no tenía amigos en el colegio, era como si no existiera. Muchas veces, caminaban a mi lado y no me dirigían la palabra. Me sentía insignificante, miserable y sumamente desdichado. Pero, poco a poco, me dejó de importar. Aprendí a ser indiferente, estaba harto de escuchar a mamá. Así que, hice lo que cualquier hijo haría. Le cosí la boca para que aprendiera a callarse, y la escondi en el sótano. Los vecinos pensaban que se había vuelto alcohólica y que por eso no salía de casa. Nunca desmentí ese rumor.                                                               ...

La mujer

Hace mucho tiempo había una mujer. Hermosa e inalcanzable, con una voz digna de los mismos ángeles. Todos en el pueblo la veneraban, era tan distinta a ellos. Nadie le hablaba y sólo la observaban caminar, a lo lejos, cantando tan dulcemente. Nadie supo cómo dió a parar allí. Muchos rumores corrían entre los bares y casas, nadie sabía de su procedencia y linaje. Es por esto que, la mujer se sentía sola. Deseaba con todas sus fuerzas dejar de sentir esto. Había un enorme hueco en su pecho, esperando ser llenado. Pero no podía. Ni todas las canciones del mundo aliviaban su sufrimiento. Los años pasaron, sus largos cabellos se tornaron grises, sus ojos reflejaban la tristeza que sentía en su interior, pero su voz. Esa voz siguió intacta. Un día, subió a la colina más alta  y cantó. Cantó hasta más no poder, sus cuerdas vocales se desgarraron por el esfuerzo. Al darse cuenta de lo que habia hecho y desesperada por no volver a sentir ese vacío, se lanzó. Alguna...

Regreso

Su mirada ausente Perdida en el horizonte Ensimismada en su presencia, Esperando su regreso. Palabras susurradas al viento Que se deslizan a lo lejos En una lengua extraña Que sólo él comprende. Brota una sonrisa en su rostro Dejando un rastro de felicidad Por donde quiera que ella va. Es momento de ir hacia sus brazos.

Libertad

Hace mucho soñaba que era un ave, que volaba hasta lo más alto del cielo, que no tenía límites. Aún recuerdo la sensación del aire rozando mis plumas, y la libertad. La libertad de ir a donde quisiera, sin ataduras terrestres. Sólo yo y mis alas. Sin embargo, el sueño se acababa y regresaba a mi realidad. Tengo la esperanza de sentirme así nuevamente. Ya sé cúal será mi próximo destino, lo tengo todo planeado. Sólo espero tener el mismo sueño. Sé que si lo deseo con fuerza, sucederá. Es cuestión de esperar.

A.

Te pienso. Te pienso tanto que escucho tu voz en el momento menos esperado. Te pienso tanto que imagino tu rostro cerca, rozando tus labios con los míos. Dandóme esos besos que solo tú sabes dar, tan cálidos y suaves. Te pienso tanto que me angustia el no tenerte aquí, a mi lado. Te pienso tanto que escribo estos versos, inspirados en ti. Te pienso. Y sin embargo, no es suficiente. Necesito de tus bromas tontas, tus abrazos desesperados, tus manos que me tocan con dulzura, tus ojos profundos y marrones. Necesito tenerte. Te necesito.

En lo profundo del bosque

Mi nombre es K y tengo 16 años. No hace falta que conozcas el resto, ¿cierto? Ok, te puedo dar una descripción de mí. Soy mujer (aunque a veces no parezca), alta para el promedio, ni gorda ni delgada (llámame normal, si deseas), ojos color café (ni grandes ni pequeños), cabellos castaños oscuros y suelo vestirme como la mayoría. No me maquillo ni me hago esos peinados complicados que se hacen las demás chicas. Me verás, la mayor parte del tiempo, leyendo. ¡Pero ni se te ocurra llamarme ratón de biblioteca! Lo odio, odio las etiquetas. ¿Por qué no podemos ser simplemente ‘’nosotros’’? ¿Qué necesidad hay de clasificar a las personas? ¿Es necesario ponernos carteles para identificarnos? Me estoy yendo por las ramas, perdona. Como verás, soy una chica más del montón. De esas que pasarían a tu lado y tú ignorarías totalmente. ¿Qué cómo lo sé? Ya ha ocurrido un millón de veces. No te preocupes, estoy acostumbrada a que la gente no note mi presencia. No suelo destacarme...

Dos

Yo y tú. Tú y yo. Yo, tan escandalosa. Tú, tan reservado. Yo, riéndome de todo. Tú, siendo serio con personas que no conoces. Yo, tan extravagante. Tú, tan sobrio. Yo y tú. Tú y yo. Dos personas que se aman, a pesar de todo. Dos personas que se encontraron en el momento y la hora correcta. Dos personas que, tomadas de la mano, son invencibles. Dos personas que comparten momentos inolvidables, incapaces de ser serias. Dos personas. Yo y tú. Tú y yo.

Esta no soy yo

Estoy en el mismo lugar. Las mismas calles, el mismo parque. El recuerdo viene a mi mente automáticamente. Yo, hablando por teléfono contigo. Tratando de hacer que digas la famosa pregunta, diciéndote que no podía esperar y que me gustabas mucho. Reprochandote el porqué no podías venir a verme y caminar juntos hasta la universidad. Yo, sintiendo esas ansias de estar a tu lado y besarte. Yo, sintiéndome extraña de ser tan cursi contigo. Estoy en el mismo lugar. Las mismas calles, el mismo parque. Pero todo es distinto ahora. Sigo caminando, sin rumbo. Con una sola pregunta en mi cabeza:''¿En qué momento me convertí en esto?''

A tu lado

Recuesto mi cabeza en tu pecho y siento los latidos de tu corazón. Podría pasarme minutos, horas, días así. A tu lado.  ¿Por qué no podemos congelar el tiempo por un momento? Enredo mis piernas entre las tuyas y te abrazo muy fuerte. Te susurro un ''No te vayas'', tú me respondes con un ''Amor, ya tengo que irme''. Pero te equivocas, no quiero que te vayas de mi vida. No te desvanezcas entre mis recuerdos, quédate. Prometo darte todo de mí, mis días buenos y mis malos ratos. Mis risas exageradas y mis muecas raras. Mis alegrías y tristezas y mi amor que no conoce de reglas. Recuesto mi cabeza en tu pecho, mientras tú me rodeas con tus brazos. Podría pasarme la vida entera, así. A tu lado.

¿Hacemos un trato?

Encontrar a una persona que entienda mis cambios de humor, mis bajones sin sentido, mis lágrimas nocturnas, mis inseguridades escondidas, mis autocríticas constantes. Encontrar a alguien que cambie todo esto con un beso, un abrazo, un ''te amo'' de sus labios. Alguien que no lo comprenda pero que haga el esfuerzo por hacerlo, alguien que me entienda y no me intente cambiar, que me acepte como soy, que sea paciente conmigo, que me ame. A cambio le daré todo de mí, mis buenos ratos, mis risas escandalosas, mis abrazos eternos y mis besos precipitados. Le daré infinidad de cartas y poemas, pensados en él, en su sonrisa y en su mirada cautivante. Le daré momentos especiales, producidos por la espontaneidad, de esos que no se olvidan y dejan una huella en tu memoria. Le daré alegría y esperanza, le brindaré mi apoyo incondicional y haré que no desee irse de mi lado. Le haré reír a más no poder, seremos muy buenos amigos y le contaré mis secretos más profundos, porque sé q...

Sombras Lúgubres

Marcela mira su rostro en el espejo. Ya no queda nada de su belleza, sólo hay hinchazón y moretones por todos lados. Pero eso a ella no le importa, ya está acostumbrada a cubrirse, a cubrirlo. Recuerdos van y vienen, sombras lúgubres de aquello que fue y no volverá… Él no fue así siempre, aún recuerda al hombre dulce, atento y amable que era, cómo la esperaba afuera de la oficina con sus flores favoritas, y se iban caminando hasta su casa hablando de todo y nada a la vez. Aún recuerda cómo la conquistó, llevándola a sus lugares favoritos, escribiéndole cartas de amor, recitándole poemas de grandes autores y haciéndola sentir la mujer más hermosa del mundo. Era todo tan romántico, tan perfecto, el amor que cualquier chica soñaba. Los golpes empezaron sutilmente, una cachetada  por salir con sus amigas sin avisarle, un empujón por ponerse aquella falda que ‘’mostraba más de lo debido’’. Los insultos se volvieron sus mejores amigos, ‘’zorra’’ por sonreír a todas las p...