La culpa y yo
Es bien sabido que la culpa y yo no somos mejores amigas, porque me fastidia, me incomoda y me molesta.
Porque de repente tengo cinco años y aparece la culpa por no poder ayudar a mi madre a que deje de llorar, porque no puedo resolver los problemas que ocurren en casa, porque no puedo dejar que mis padres dejen de discutir.
Y ahora tengo diez años y aparece la culpa por no poder cumplir con lo que prometo a los demás, porque debo pretender que "soy muy madura para mi edad", porque debo ayudar a tomar decisiones a personas que pueden cuidarse por sí mismas.
Y a los quince, la culpa crece, aumenta. Porque me equivoqué, porque no era el momento, porque me apartaron y desde allí no he vuelto a pertenecer a algún grupo en específico, porque no soy alguien sociable. Es aquí donde la culpa conoce a alguien que nos acompañará por mucho tiempo; el miedo.
A los 17 la culpa me lleva a pensar que yo fui responsable por los golpes y el maltrato recibidos, porque no debí usar ese pantalón o no debí ponerme maquillaje para salir. Y ahora la culpa va de la mano con la rabia, pero no haremos absolutamente nada por ello, seguiremos avanzando, llenas de tristeza, enojo y culpa.
Ahora tenemos 21, somos una combinación fatal y empiezo a lastimar y apartar a los demás, lo irónico de todo esto? Me siento culpable pero no me detengo, porque todos ellos se lo merecen, porque no son capaces de ver a través de mí y observar que solo soy una mariposa herida, esperando que le curen el ala para poder levantar vuelo nuevamente.
A los 25, las cosas empiezan a mejorar pero aún no es suficiente y quizás no lo sea nunca, solo estoy cansada. Cansada de sentirme culpable casi todos los días, cansada de tener que cuidar de otros, cansada de ser como soy y lo más probable es que esté cansada de tener que ser fuerte y estar bien por y para los demás, solo deseo poder darme el privilegio de estar mal y que eso no implique un cambio en mis interacciones con otros, quiero un espacio seguro.
La culpa y yo seguiremos siendo irreconciliables, por el momento, porque sigue muy presente en mi vida. Pero ahora ya no se junta con sus otros amigos; tristeza, miedo y enojo, ahora anda sola y así es más fácil de sobrellevarla.
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